domingo, abril 30, 2017

Perdóname

Me voy…
si, me voy.

Aunque, al ocaso creo,
que nunca llegué.

Porque buscaba y buscaba
porque tú estabas…
estuve.

Tenía sed, quería luz.
Tu amor aguardaba.

Me voy…
si, me voy.

¡Perdóname!
Quiero ser buscada.


P-Car

miércoles, abril 26, 2017

Tu alma ciega

Quiero ser el punto y coma de tu texto
el del paréntesis que suspira estrellas.

Añoro ser lo etéreo que te amalgamas
en las heladas noches que tañes el arpa.

Deseo ser el flúor quimérico de la luna
que contemplas con admiración erótica.

Ansié tanto, pienso que todo -llegué lejos-
pero mi aspiración hoy, es más inmensa.

Déjame ser tu guía
tu lirio, tu ramal, tu agua,
tu eje, tu candela. ¡Tu poesía!

¡Puedes usar mis alas!
y el sueño
y el significado
y el recorrido.

Y…
hasta que la vida lo quiera
-porque la piadosa muerte espera-  
tal vez me dejarás ser,
el lazarillo de tu alma ciega.




P-Car

domingo, abril 23, 2017

Peligrosamente

De cuando en vez, recién estimulada por el amanecer  
me invade un lapsus azul y, a la mitad de un suspiro,
un relevo pellizca mi lucidez y lo asequible de mi tul.

De pronto, creo que por un mísero segundo, pasaron miles.
A veces, tonos de voces muy cercanas parecen tan lejanas.
Cada tanto, nitideces se diluyen y lo turbio se inmiscuye.

Todas esas ocasiones, en que parece que me hablases,
son las mismas efímeras veces que tú -impertinente-
revuelves mi regencia, como si algo de mí extrañases.

Obviando que me debo al olvido, fascinante sonríes
columpiándote olímpico, en un hilván de mi mente.
Y así me asegure al silencio, igual se oye lo diáfano
al intentar hablarte, seca y vaga, mi voz fantasma.

Rebrote de una gracia rauda, que el misterio sujeta,
ilógica y peligrosamente 
mientras tu suspendida silueta concibe alcanzarme
y yo imagino abrir mis brazos
en lo indómito del alma
-de cuando en vez, de pronto, a veces y cada tanto-
alucino…
que aún te amo.



P-Car

jueves, abril 20, 2017

¿Cuánto? ¡Cuánto!

¿Cuánto de mí te ha quedado? ¡Cuánto!
¿Cuánto de mi guiño, cuánto de mi mueca,
cuánto de mi oficio, cuánto de mi ahínco,
cuánto de mi saña, cuánto de mi merma,
cuánto de mi Isis, cuánto de mi fulgor,
cuánto de mi roce, cuánto de mi lava?

Con el mismo significado y cuño
con que yo sujeto a mí tu barca…
¡ánclame en el mar de tu alma!
Solo eso nos queda. Nada más.

Exhumaré memorias, enjugaré lluvias,
izaré precipicios, reencarnaré soledades,
desmantelaré neblinas, tronaré tumbas,
pero, porque de ti… todo me ha quedado,
no logro articular un adiós, mi bien amado.



P-Car

domingo, abril 16, 2017

Lo nuestro (poesía que selló mi primer libro)

Si pudieses saborear el tiempo
frente a infinitas líneas en blanco
sabrías a qué sabe la amargura contenida
de una mujer llena de versos en sus venas
que en demasía te ama y extraña.

Y, a pesar del mal gusto en los labios,
vendrías a besar los silencios en mi boca,
beber mis lágrimas, poseer mi cuerpo.

Tal vez, romperías tus corazas
moldeadas con miedos.

Evocarías cómo hacemos dulce
poco a poco, lento e intenso,
la mayor de las tristezas:
estar en distintos inviernos.

Ay amor, cuánto ha transcurrido
desde que se enlazaron nuestros destinos.
Horas nuestras tan llenas de amor
y otras eternas, tan vacías.

Cuántos naufragios hemos sobrevivido
cuántas veces, débiles, hemos alzado el vuelo.
Innumerables olvidos proyectados en el horizonte
que el viento, quizás dónde, se ha llevado.

Delirios de dos seres, separados sin sentido
cargados de historias muertas, decepciones y heridas.

Y la poesía no tiene fin,
porque el tiempo tampoco lo tiene.
Porque si aún aquí, vivos permanecemos
el sentimiento, en el alma, vive y suspira.

Sin preguntas, sin respuestas
así se oscurezca, así resplandezca
en lo más íntimo ambos sabemos,
que lo nuestro… jamás termina.



P-Car

martes, abril 11, 2017

Crepúsculo

¡Oh crepúsculo! a tu gloriosa llegada
me abarrota con tanto rigor la tristeza
que mi alma es, tristeza arrodillada.

Cuando la tarde mis ojos enturbia
y en mi arenilla, solo sombras…
la penumbra dibuja.

Mi altar es mera melancolía, desnuda y pura,
justo al momento que el sol -mi rubio amado-
en lo desconocido se aleja, en lo no mío se hunde,
y a sabiendas de mi pena ¡finalmente se esfuma!

¿Dime por qué, en este claroscuro,
algo luctuoso insta mis nostalgias?
¿Será que a esta hora falta muy poco
para que me venza el soñar solitario?

Debe ser que, bajo este trozo de cielo,
un esmero más por lo correcto termina
y hace muchos atardeceres perfectos
nadie me miente ni seduce mi mentira.
¡Nadie hace cascajos mi rutina!

Nada sensible me toca
más que la vara cerosa de la luna.
Nada deseable me besa
más que los labios hielo de la bruma.
¡Nada!... nada sorprendente me habla
más que mi mente ¡y la noche rotunda!

Oh, religioso hito ambarino, te pido
que el último rayo de tu prisma divino
me lleve, donde he de ser tenencia perenne.

Justo allí, donde algo de ti y algo de mí,
en cada preludio nocturno, un poco muere,
razón que el arcano se lleva en lo negro,
de tus alas y óleos, preces y empeños
¡los más refulgentes sueños!



P-Car


sábado, abril 08, 2017

Intensamente

En mi umbría veo florecer encajes blancos, con la lenta tonada, de lluvias talentosas, que se esmeran en crear cascadas de ilusiones.

A aquel ser lejano, ya no lo invocan mis ojos, que tanto contemplaban su aura. Tampoco mi piel, que siempre aguardaba el sudor de su miel.

Por fin lo ignoran, la sagacidad de mis sueños y el despertar lento de mis deseos, tanto tiempo dormidos, entre lías de esperanzas frígidas.

En este presente, ningún ser o hecho, presagio o recuerdo; ni el pasado, ni el cielo, ni el texto, saben con exactitud sideral, el precio acordado con la realidad, por la categórica distancia y el perseverante olvido.

Nada ni nadie más que mi alma, que con su casta incorruptible, se recoge y calla. Solo ella, sin audiencia, siente y sentirá -intensamente- el dolor sin quejas, de ésta, inmune y perenne, íntima ausencia.



P-Car

domingo, abril 02, 2017

Ser tú

Quiero ser tú y seducirme.
Que tú seas yo y me explores.
Te encuentres, con el que amo.

Quiero ser todo tú y conquistarme.
Hacer conmigo… lo indecible.
En mi cuerpo y alma
fecundes secretos
¡inconfesables!

Conmigo en mí, seas, reiteradamente,
piel a la intemperie de alma desnudada.

Artistas del amor seríamos:
semilleros de diamantes
entre caderas de ópalos.

¡Brillarían suntuosidades
bajo y sobre las estrellas!

Hombre de mis sueños
esta noche quiero
multiplicar el cielo.
Ser muchos tú muchas veces.

Amarme a raudales
muchas distancias…
muchas nostalgias…
¡eternidades completas!



P-Car