martes, enero 29, 2013

Camino de ortigas


Bajo mi silueta de simulada libélula, cansada de intentar volar, siento un camino de ortigas, agreste, extraño, sin señas…

Temerosa… por mi cáscara rota se infiltra el miedo… y cae el agua de mis entrañas que escapa tránsfuga entre las sombras… evaporándose sórdida al final del sendero, comienzo ineludible de un interminable abismo donde flota airosa, la soledad del vacío, que socava con remolinos agresivos… tierras fértiles plagadas de flores de infinitos colores… tan irremediablemente míos.

Soy mujer de mis poemas, baladas de añoranzas, esperanzas íntegras y huérfanas, que insistentemente vuelven ocultas, auspiciadas por el misterio, desde la nada al centro del todo, justo donde sobrevive mi luz… mi inspiración, mi esencia, mi creencia… mi altar.

El silencio… es bello solamente en tus ojos. Mi verdad… vive en tu amor, porque nuestro hado… escribe prosas en aquel espacio que une la noche con el alba… igual al color de la búsqueda de tu alma por mi alma… porque eres mi sueño y mi cielo… ay… sí… el cielo… ese lugar de la eternidad que descansan mis ruegos y donde pronto seré tuya sin detrimentos.


P-Car

lunes, enero 28, 2013

Mi amor eterno

Revelado en contra del vacío
se querella un sentir…
desencadenando su presencia muda
del pasado en mi memoria
para que entre a mis sábanas
empapadas de soledades y lava.

Desnuda de penas y sedas
me acarician las gardenias de su cultivo,
aromas que abren mis sentidos
y ampliamente mis caderas
mientras sus pétalos erizan mi piel
endulzando mi cuna.

El fuego enciende al viento
provocando a bocanadas los deseos
y el aire adyacente que se quema
interviene el aliento apasionado
de su concubina brisa fresca
…porque con la noche
confabulada está su ausencia.

Nos alzamos entre velos
y anhelantes ambos, sigue mis pasos
con su traslúcido cuerpo recto
que se amalgama a mi silueta ardiente
amándome en la ventana
con el excitante olor a hierbabuena
mientras se refleja la luna
en mi vientre de plata.

Su corazón hace catarsis
aquilatado en mi espalda
mientras captura mis senos llenos
justo cuando se donan mis ansias
a aquel tan suyo izamiento eréctil
que corrompe mis represas
en un drenaje de cascadas.  

La miel balsámica de su piel
exhuma mis entrañas
preñándose mi alma con su semilla
y con mis poemas… su mar fecundo
al vaivén de las campanas.

Suelto se rinde mi cabello
a la eternidad terciopelo de sus manos
cuando por mi cuello escurre
un lluvioso néctar de su boca
con la magia de sus labios.

Bárbaro es el delinquir de su lengua
que uno a uno expropia
todos mis principescos sueños
exaltando gemidos sopranos
que vuelan al éxtasis de la aurora
al irrumpir el alba.

Desentendida duermo en los brazos
de su inmutable recuerdo
siendo entre sombras
mi demencial amante perpetuo
y en la luz de mi consciencia,
mi amor eterno.

P-Car