viernes, marzo 11, 2011

Depresión urbana



Desvelos llenos de desidia
de pinzar ingenuos sueños
que nacieron moribundos
sentenciados al destierro.

Dos flechas perfectas
del reloj que marca la hora
indican en códigos rígidos
el inicio de lo correcto.

Interminables edificios
decoran otra mañana nublada
caen sus rayos de silencio
que electrocutan mi habla.

En mi devenir desértico
como cactus sobrevivo
sin el agua pura del estero
de mi arbolado pueblo.

Arrugo hojas blancas
encerrada en horas extras
pasarán pocas semanas
para parecerme a ellas.

Mis horas huérfanas de afecto
buscan alimento con la mirada
pero pasan de largo ignoradas
entre señales, focos y cemento.

Amenguada aventura urbana
de promesas disfrazadas
queriendo arrancar su antifaz
la depresión acecha mi alma.

Trasnocha denegando suplicas
auspiciando vicios coléricos
la capital intoxicada de egos
con enmascaradas manos asedia
filas de visitantes hambrientos.


P-Car

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